martes, 27 de septiembre de 2011

Las mentiras y la psicología

El mentir se ha vuelto un recurso usado por todos a lo largo de nuestra historia personal lo hemos aprendido como aprender a hablar, sin pensar o analizar porque se usa este recurso y no el decir la verdad.

Mentir se define como una falsedad o  puede considerarse también a una verdad disfrazada o seleccionada, esta última se usa como recurso de la psique, para no generar culpa, es conocida como mentira piadosa o verdad a medias.

Nuestros padres durante la infancia de manera insistente nos piden que no tomemos este tipo de hábitos como el mentir, lo censuran y piden que se hable con la verdad, que se sea honesto, sin embargo son ellos los que contrario a lo que dicen, hacen otra cosa, el típico y cotidiano ¡dile que no estoy! Cuando suena el teléfono, “no le digas a papa cuanto nos costo, porque le diré que costo mas caro”, “dile a la maestra que te enfermaste no le digas lo de la fiesta y que no te pude llevar”, como estos varios y como ya lo mencione tan cotidianos que pareciera que mentir no implica ni significa nada.

¿pero que significa mentir? Primeramente una falta de responsabilidad con uno mismo y hacia los demás, ocultar, disfrazar, omitir, cambiar, exagerar entre muchos otros no es sino evadir la parte que te corresponde, no tomar conciencia del papel que jugaste y las consecuencias del mismo, suele también ser un aprendizaje no solo familiar sino cultural.


 Por infortuna en México se vive evadiendo responsabilidades, mintiendo y dejando de lado mi parte, no solo miento para cubrir mi falta o mi responsabilidad, sino miento para inculpar a otro, de forma que si tiene que existir un enfrentamiento miento para desviar la atención que lleva a mi.

También existen las mentiras que denotan baja autoestima, aquellas que no se usan para tapar o evadir, por el contrario son usadas para llamar la atención, para lucir, para brillar, en donde el que miente, se crea una historia fantástica o exagerada de su vida, en donde habla de tener o de hacer cosas que no se hicieron o no se tienen, inventan una imagen se dibujan un contexto para sobrevalorarse y que el otro los valore, de nuevo no se hacen responsables de lo que son, se enfrascan en idealizar en lugar de trabajar para hacer y construir.

 En el caso de los niños es usual y podría decirse normal que se inventen historias es la manera en que su creatividad y fantasía se conjuntan dándole seguridad, pero conforme se va creciendo debe desaparecer la necesidad de huir de la realidad, porque hay consciencia y herramientas de afrontacion.

 Cuando un adulto sigue mintiendo se debe de hacer un análisis de su manera de afrontar la realidad, su autoestima y como encara los problemas diarios, la asertividad no para resolver algo creado en la imaginación sino para algo real y concreto.



En el universo de las mentiras hay una ley, una mentira nunca es aislada le sobrevienen mas y mas para sostener la primera, al final resulta un desafio para la mente saber que es verdad y que es mentira.
Las mentiras y el impacto emocional y psiquico en el siguiente link:https://sites.google.com/site/psiclauracamacho/home/las-mentiras-y-su-impacto-emocional-y-psiquico

Psic.Laura Camacho

jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Sufrir por amor?

Hace unos ayeres compartí con un amigo lo que ahora comparto públicamente, no se el original de donde surgió, ni quien lo publico, pero es un escrito que vale la pena compartir.

 Es cierto talvez esa persona sea lo que tu quieres pero puede no ser lo que merezcas y si lo mereces y no te conviene es lo mismo, el dolor es inevitable pero sufrir se vuelve opción, hay que dejar ir, cerrar, decir ok hasta aqui, no hay relacion sin problemas, pero de eso a que sea un continuo sufrir, llorar, rogar, pedir, eso es diferente, cada proceso es diferente no presionarse y vivirlo en tus tiempos es lo ideal, el amor mas grande es aquel que comparte la misma idea de amor y relacion pues habra sincronía.

No hay ninguna cadena que tu no hayas elegido, libérate, un matrimonio tormentoso, una unión libre que te ahoga, una pareja que no te complementa, caray libera tus cadenas en busca de tu felicidad, di adios a la promesa de amor eterna, cuando esa promesa te esta limitando en tu desarrollo, no es fácil  pero resultara lo mejor pues es para ti y por ti.
 Lee a continuación, no te arrepentirás.


¿Que tan dispuestos estamos a sufrir por alguien?

Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos.  Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.

Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riquezas que amor y  perseverancia.  Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:

Princesa, te he amado toda mi vida.  Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de mi amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas .Ésa es mi dote...

La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar. Tendrás tu oportunidad:  Si pasas la prueba, me desposarás.

Así pasaron las horas y los días.  El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve, y las noches heladas.  Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento.  De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura  de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena. 


Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos.  Alllegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca.  Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la infanta, el joven se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.

Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa:

¿Qué fue lo que te ocurrió? ..Estabas a un paso de lograr la meta. ¿Por qué perdiste esa oportunidad?. ¿Por qué te retiraste?.

Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas,  contestó en voz baja:

No me ahorró ni un día de sufrimiento... Ni siquiera una hora... NO MERECÍA MI AMOR.

El merecimiento no siempre es egolatría, sino dignidad.  Cuando damos lo mejor de nosotros mismos a otra persona, cuando decidimos compartir la vida, cuando abrimos nuestro corazón de par en par y desnudamos el alma hasta el último rincón, cuando perdemos la vergüenza , cuando los secretos dejan de
serlo, al menos merecemos comprensión.

 Que se menosprecie, ignore o desconozca fríamente el amor que regalamos a manos llenas es desconsideración o, en el mejor de los casos, ligereza. Cuando amamos a alguien que además de no correspondernos desprecia nuestro amor y nos lastima con su indiferencia, estamos en el lugar equivocado.  Esa persona no se hace merecedora del afecto que le prodigamos. La cosa es clara:  si no me siento bien recibido en el corazón de alguien, empaco y me voy. La misión de todos en este mundo es encontrar la felicidad, pero la real, no la que creemos que es.

Nadie se quedaría tratando de agradar y disculpándose por no ser como les gustaría que fuera. No hay vuelta de hoja.  En cualquier relación de pareja que tengas, no te merece quien no te ame ni te comprenda, y menos aún, quién te lastime. Y si alguien te hiere reiteradamente sin mala intención, puede que te merezca, pero no te conviene.



Psic.Laura Camacho

Triunfaste Galileo


Muchos perecen durante la guerra
Otros tantos alcanzan a alzar la voz y decirse triunfadores
Peleas ganadas en donde se alza la voz diciendo lo logre
Peleas que se pierden en donde un susurro dice, fracase
Cuantos fracasos no lo son del todo,
Cuantos triunfos son solo pirricos
Pero la diferencia depende de cuanto se haya jugado uno en la lucha
De cuanto haya sentido uno la pasión de estar en la brega
Solo yo se cuanto me costo estar en la lucha ,
Cuanto luchar contra mi, contra lo que debía ser
Traicionar la lógica para no traicionar mi corazon
Sin embargo esta vez apenas y susurro
¡triunfaste Galileo!
Ya no hay mas, desisto de esta lucha
Lucha que solo con amor podia ser ganada
Ahora lo se perdi, y tu triunfaste ¡triunfaste Galileo!


Emociones q buscar surgir para no ahogarse y quemar el interior.